23 agosto 2008

Mensaje

Hogar, dulce hogar

Jorge Hernán Gutierrez
“Hogar de mis recuerdos a ti volver anhelo, no hay sitio bajo el cielo más dulce que el hogar. Morara yo en palacios, corriendo el mundo entero, a todos yo prefiero mi hogar, mi dulce hogar”. (Canción popular en todos los países de habla inglesa, pero conocida en todo el mundo, escrita por John Howard Payne).

El hogar puede ser un lugar de armonía y contentamiento, o un lugar de pleitos y contiendas. Un jardín lleno de frescas y olorosas flores o un campo de batalla. ¿Cómo es tu hogar? ¿Feliz, fuerte y capaz de sobrevivir las tempestades de la vida? ¿Puedes decir cuando llegas a tu casa: ‘hogar, dulce hogar’?

La Biblia nos da un plan para un hogar cuya estructura es hermosa y firme con un ambiente muy placentero. El hogar es una importante unidad social. El hogar ha sido ordenado divinamente para nuestra satisfacción física, para nuestra felicidad emocional, y para nuestro desarrollo espiritual.

El Plan de Dios siempre ha sido que las familias vivan en armonía y que los miembros traigan felicidad los unos a los otros. Entonces ¿Por qué hay tantos hogares desdichados? ¿Por qué son destruidos por las discordias, la separación y el divorcio? Es porque no han seguido el Plan del Creador, sus pasos han sido desatendidos. En las Sagradas Escrituras encontramos los materiales necesarios para construir un hogar feliz.

Estos hogares son lugares donde reina el amor, la confianza, el interés mutuo y el servicio sin egoísmo el uno al otro. Tales hogares son los que duran años y allí siguen estables. Son los que han permitido que el Todopoderoso sea quien edifique sus fundamentos. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).

El hogar es una pequeña comunidad entre sí y como en cualquier unidad social, se necesita delegar ciertas áreas de responsabilidad. Dios nos ha dado los detalles de esta orden en la Biblia. Es una estructura de autoridad, la cual si la seguimos, traerá orden y felicidad a nuestro hogar. Se le requiere al esposo mayor responsabilidad porque es la cabeza del hogar, luego la esposa y por último los hijos. (Lea 1Corintios 11:3, Efesios 5:22-24).

Al casarse el esposo y la esposa empiezan una unión en la cual cada uno tiene responsabilidades y obligaciones. Se necesita de los dos para que el hogar sea completo. Alguien tiene que ser la cabeza y para eso Dios puso al hombre, “Porque el marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios 5:23).

Pablo también enseña: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a su iglesia, y se entregó así mismo por ella” (Efesios 5:25). Tal amor causa al esposo dar a su esposa lo mismo, cuidándola y amándola como a su mismo cuerpo (Efesios 5:28). Un esposo que ama a su esposa no la considera inferior o menor que él mismo. Al contrario, confía en ella y tratándola en amor como una verdadera compañera.

“Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos” (1Pedro 3:1). Cuando la esposa sigue la dirección de su esposo en el hogar, éste será un refugio de amor y de paz. Efesios 5:33 dice: “Y la mujer respete a su marido”. Este principio básico para tener un buen hogar se ha perdido tanto hoy día; y es la causa de que muchos hogares sean un campo de batalla, donde insultos vienen e insultos van.

Por otro lado, los hijos también juegan un papel fundamental en el hogar. El deber de ellos es obedecer a sus padres. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Efesios 6:1). Cuando se guarda el plan de Dios para el hogar y se sigue al pie de la letra, los resultados son: ‘Un hogar feliz’.

Amado peregrino, debes tener en cuenta que un hogar feliz empieza en nuestro corazón. No podemos tener paz en nuestro hogar sino la tenemos en nuestro corazón. Podemos tener la victoria personal sobre nuestras irritaciones y problemas del día cuando ponemos nuestra confianza en el Señor. “Tú guardaras en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).

Crea y acepte el Plan de Dios para su vida y para su hogar. El Señor está esperando bendecir su corazón y su familia también. Entréguese a él de todo corazón y sea fiel. Algún día él le abrirá la puerta del hogar celestial, donde la felicidad y la perfecta paz le darán su bienvenida. Dios te bendiga.

09 agosto 2008

Mensaje

La gran apostasía


Antes de que el anticristo sea revelado, habrá un misterio de impiedad funcionando. El que va a venir aparecerá después de una furiosa actividad de apostasía. Satanás y todos los poderes de las tinieblas estarán preparando el escenario – destruyendo la fe de muchos. Debido al desenfreno en el pecado, el amor de mucha gente de Dios se enfriará. Habrá creyentes náufragos por todos lados.



¡La mayor preocupación de Dios no es donde están cayendo los cristianos, sino de donde están cayendo! Hay multitud de cristianos, incluyendo pastores, diáconos y ministros de todas clases, ¡qué están perdiendo la fe y la confianza en el poder del nombre de Jesús! Están cayendo de esa fe como de niño, que cree que la solución a todos los problemas es sólo él. Se están volviendo a métodos psicológicos, experiencias humanas, y a filosofías y doctrinas de hombres.
Todos los profetas previeron esta gran apostasía. A Isaías Dios le dio un mensaje que se refiere especialmente a nuestros días. Habla de los últimos tiempos cuando el pueblo se “volvería a Egipto,” para que les ayudara y rechazarían a Dios como su única fuente de provisión.
Dios se aseguro que no hubiera equivocación hacia quien iba dirigida esta profecía. Él le dijo a Isaías: “Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos… para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre” (Is. 30:8). La traducción literal es: “Para que sea para las generaciones futuras para los últimos días.” El capítulo treinta de Isaías es el mensaje para la iglesia de los últimos tiempos. ¡Cuán exacto y cierto!


“¡Ay de los hijos rebeldes que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo y no de mí; para cobijarse con cubierta y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto” (Is. 30:1-2).
¿Por qué les llama Dios hijos rebeldes? ¡Porque han cometido lo ultimo en pecado más grande, causándole a Dios la mayor pena! Aquí se introdujo un pecado peor que el adulterio, la fornicación, el robo, la mentira u odiar al hermano. ¡Es el ultimo pecado de rebelión y apostasía! Dios le llama pecado compuesto – de añadir pecado a pecado.
Es una bofetada en el rostro de Dios – es la consumación del pecado más declarado que pueda cometer un hijo de Dios. ¡Es avanzar hacia Egipto antes que consultar al Señor! Esto se les decía a los líderes de Israel en el reinado de Ezequías – pero también es para la iglesia de estos últimos días.
El abuso de drogas, el alcoholismo, el adulterio, el juego, la homosexualidad, la fornicación, la pornografía – todos estos malos actos son pecados contra la carne, contra la sociedad y contra las leyes y mandamientos de Dios. Pero este pecado es contra el Señor mismo ¡es una indignidad personal contra de un Dios santo!
Tenga en mente – este es nuestro Señor apenado que esta hablando:
“¡Ahora haces tus planes sin consultarme a mí!”
“¡Ahora estas con aquellos quienes confían en el brazo de la carne, y no en el Espíritu!”
“Estas volviendo a la misma cosa de donde te libre – volviste a buscar ayuda de lo que una vez te causo tanto dolor y esclavitud.”
“¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos, y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!” (Is. 31:1).
¡Recuerda que todo esto tiene que ver como nos libramos del enemigo! ¡Tiene que ver con liberación! ¿Cómo liberamos al pueblo de Dios de enemigos enfurecidos? Los asirios están a la puerta, amenazando destrucción. Los asirios representan a un enemigo exitoso. ¡Esto representa la impetuosa manera de maldad que parece tener tanto éxito hoy! ¿Cómo van los líderes de Dios – sus pastores – sus ancianos a enfrentar a este formidable enemigo que está a la puerta? El enemigo ha barrido con todo lo que se ha encontrado delante de él y parece imparable.


¡En vez de voltear al Señor con confianza, pusieron sus ojos en el enemigo! Se volvieron al brazo de la carne. Ellos enviaron embajadores a Egipto, a los lideres y generales de gobierno en Zoar y Hanes. Ellos tomaron el asunto en sus manos.
Isaías nos hace una vívida descripción del vacío y de la angustia delante de ellos. Al ir a Egipto iban camino a: “…por tierra de tribulación y angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela” (Is. 30:6). Ellos no encontraron nada más que vacío y vanidad. “Por tanto la llamó Rahab quien ha sido exterminada” (Is. 30:7).
Aquí Rahab en hebreo quiere decir: “He llamado a Egipto, bocón, que se sienta tranquilo.” Otros lo interpretan como “Gente fanfarrona que es holgazana” (Keil, Delitzsch).
La escena es terrible: aquí tenemos al pueblo de Dios, ¡regresando por el mismo desierto del que habían sido libertados, volviendo por ayuda a un sistema del mundo, presumido y fanfarrón que no se podía mover! Estaban dispuestos a soportar una vez más el vacío, el dolor y la angustia – en un desierto, buscando que el mundo los ayudara.
Miren a la iglesia de hoy, miren a sus ejércitos de expertos entrenados, mire a sus pastores y trabajadores. ¿Hacia dónde se dirigen la mayoría de ellos? ¡De regreso al desierto, de regreso a Egipto, el bocón! Se están desviando del Hombre de Galilea, del oprobio de la cruz, del poder de la oración, de la fe y de la palabra de Dios. “Porque este es pueblo rebelde… que no quisieron oír la voz de Jehová” (Is. 30:9).
¡Moisés profetizó que esto mismo ocurriría en los últimos días! Él predijo acerca de la gran apostasía del pueblo de Dios. “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti. “Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz; he aquí que aún viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto? “Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos” (Deut. 31:26, 27, 29)

Él advirtió: “Ustedes se apartaran – el mal caerá sobre ustedes en los últimos días. Moisés profetizó: “Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán y engordarán y se volverán a dioses ajenos y les servirán y me enojarán e invalidarán mi pacto” (Deut. 31:20).
Vamos a unirlo y llegar al punto que están haciendo los profetas. ¿Qué significa desdeñar al Señor – y regresar a Egipto? ¿Qué interpretación tiene esto en estos últimos días? Dios está diciendo: “Cuándo primero te llame – cuando te toqué y te libré de tus enemigos, ¡solo me querías a mí! ¡Orabas por todo! Tenias fe y confianza de niño en mi, que yo te guiara e hiciera provisión milagrosa para todas tus necesidades. Yo era tu gozo – solo yo era tu satisfacción. ¡No te habías consumido, tenías un corazón anhelante por mí!



“Ahora tienes todos tus expertos, tus libros de “como hacer.” Tienes métodos modernos, no me necesitas para que te provea ahora. Tienes expertos que te digan como recaudar dinero, como escribir cartas, como hacer apelaciones. Tienes seminarios, sesiones de entrenamiento, más expertos y más consejo, mucho de los cuales incorporan las enseñanzas de este mundo. Estás aprendiendo como hacer las cosas mejor, ¡pero a mí me conoces menos! Ya no soy el centro de todo, haces las cosas en mi nombre y estás muy ocupado, muy comprometido y trabajas mucho – pero te deja cansado, consumido y vacío, porque estás en el camino a Egipto. Estás encauzado en la dirección equivocada.”

Nuestras iglesias ya no tienen el poder de Dios para atraer a la gente. Ahora bajan a Egipto, toman prestada su música, sus danzas y su entretenimiento, ¡esperando atraer una multitud! ¡No hay pasión por las almas – solo el gentío! ¡Qué la iglesia crezca a cualquier precio! Fíjense en la mayoría de los boletines de las iglesias, parecen más bien un calendario teatral. ¡La iglesia quiere montar los rápidos caballos de Egipto! Es un hedor en la nariz de Dios.
¡Aun los ministerios de ayuda a la iglesia están cayendo en apostasía! Los trabajadores están estacionados enfrente del ídolo de la televisión. Muchos están leyendo libros de sicología. Aunque algunos tienen pasión por las almas, ¡aun esto se convierte en algo mundano y energía humana.


Que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras” (Is. 30:10).
La iglesia apóstata no quiere saber nada de las visiones y las profecías de hombres justos. Ellos no quieren un mensaje que moleste o perturbe su mundo de éxito. Rechazan cualquier clase de corrección. Bajo la bandera del amor todo se disculpa.
¡Van detrás del entretenimiento! Van por millares a conciertos, obras teatrales y reuniones sociales; ellos ridiculizan a los profetas. Se burlan de los que llaman: “¡predicadores del día del juicio!” Viven ilusiones. Ellos no quieren a un predicador o un evangelista que les hable la verdad cruda – o que saque la espada del Señor. Ellos dicen: “¡Predícanos cosas suaves! ¡Bendícenos! ¡Haznos sentir bien!”
Rechazan especialmente el mensaje de santidad y separación Ellos dicen: “Dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel” (Is. 30:11).
Nunca pensé que vería el día en que pastores de la Asamblea de Dios me escribirían cartas, reprochándome y diciéndome que estoy trayendo confusión y tristeza al cuerpo de Cristo. ¿Por qué? ¿Por predicar santidad, juicio y arrepentimiento?
Jeremías fue enviado a profetizar en contra de judíos apóstatas, el mismo pueblo del Señor. Dios le advirtió: “Pelearán contra ti… me dejaron a mi fuente de agua viva, y cavaron para sí, cisternas… el temor de mí no está en (ellos)” (Jer. 1:19; 2:13, 19).
¿Por qué la gente acoge el mensaje de prosperidad y rechaza la corrección y los llamados al arrepentimiento, y a la santidad? Es por sus estilos de vida. Las predicaciones de prosperidad embonan muy bien en sus estilos de vida exitosos. Se amontonan donde aquellos maestros, porque quieren sentirse cómodos en su mundo de materialismo. No están dispuestos a dejar nada o a sacrificarse u oír de cruces y pérdidas. Ellos están por: comprar, adquirir, disfrutar y subir. Se rehúsan a poner atención a las advertencias proféticas de que la fiesta ya se va a acabar.
David Wilkerson7 de mayo de 1986